Pienso que una de las peores cosas que nos puede ocurrir como personas es pasar totalmente desapercibidos. Tampoco creo que lo mejor sea el extremo contrario… Me refiero a encontrar un equilibrio.
Cuando hablo de encontrar un equilibrio me refiero a un equilibrio entre lo que somos, lo que pensamos y el proyecto que estamos sacando adelante. Hablo de coherencia, de expresarnos de la mejor manera posible de forma que seamos recordados por las personas que se cruzan en nuestra vida a nivel profesional.
Muchas veces tendemos a buscar ese punto en el que pasamos desapercibidos. Quizá porque es más fácil, o más cómodo moverse ahí. Quizá por timidez…
Sí, por supuesto, también están los del lado justo contrario, los que necesitan llamar la atención continuamente, los que parece un cartel andante. Pero estos a estos, si me permites, prefiero dejarlos al margen en este momento.
Cuando decía al principio de este post que pasar desapercibido es una de las peores cosas que nos pueden pasar me refiero a cualquier ámbito de nuestra vida. Porque cuando pasamos desapercibidos es porque no hemos aportado nada a los que están a nuestro alrededor.
Continuamente hablamos e interactuamos con otras personas. Y lo cierto es que cualquier situación en la que haya interactuación con otros, es una oportunidad para comunicarnos de manera efectiva, útil… y para hacer que de una forma u otra, la otra persona nos recuerde.
Siempre digo que las oportunidades son eso que no cae del cielo, que para verlo, debemos ir a buscarlas, estar alerta y también dispuestos a que se den… En el campo profesional, no sabemos exactamente dónde está la oportunidad, debemos estar atentos. Pero sí sabemos dónde está la oportunidad de hacer felices a las personas que nos rodean o aquellas personas con las que interactuamos, esa oportunidad la tenemos a la vuelta de la esquina y deberíamos siempre aprovecharla.
Con todo esto no quiero decir que fuerces las situaciones, al contrario, es una cuestión de naturalidad. Se trata de comunicarte de manera abierta dispuesto a ofrecer aquello que eres y en lo que crees, siempre de manera constructiva, pensando en tu interlocutor. En definitiva, actuar sin esconderte y de manera natural.
No pases desapercibido, ¡deja huella!
Te invito a que cuando pises lo hagas con fuerza y dejando huella, una huella que los demás puedan seguir.
Es difícil establecer unas pautas. Todos somos diferentes y nuestras circunstancias también los son. Pero estas son algunas de las claves, según mi experiencia, que puedes tener en cuenta para evitar pasar desapercibido, para comunicarte de manera útil y para que te recuerden.
- Es importante que sepas adónde vas y cuál es tu meta.
- Disfruta del camino, no te dejes llevar por las prisas y precipitaciones.
- Insisto, disfruta del camino. Cada una de las experiencias que tienes la posibilidad de vivir cada día, es única. Nunca dejará de estremecerme cada una de esas experiencias… y, sorprendentemente, las más sencillas suelen ser precisamente las mejores.
- Deja tu huella. Y para ello, no solo es necesario caminar con un rumbo claro y decisión, sino que también es imprescindible abrir el corazón y el alma. De una manera automática los demás abren sus corazones y sus almas.
- ¡Disfruta! El viaje nunca está exento de peligros, pero también está repleto de cosas buenas.
Disfruta de las experiencias de cada día y de las personas que se cruzan en tu camino. Sé feliz y, si está en tu mano, hazles felices.
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